El futuro de la fotovoltaica pasa por la implantación del modelo sostenible, integrado y rentable. Comienza a hablarse de un concepto que engloba las mejores prácticas y al que se le han puesto varios nombres. Este modelo o concepto, tiene en cuenta a todas los partes implicadas.
Tenemos un gran reto que requiere atención urgente, el cambio climático. Todas conocemos la carrera por impulsar la transición energética hacia la descarbonización y las energías renovables, son la gran protagonista.
“Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de Energía (AIE), afirmó que la energía solar fotovoltaica, se convertirá en la principal fuente de energía por capacidad en los próximos cinco años”.
Estamos viviendo una gran revolución que a nivel global, para conseguir los objetivos marcados para 2050 por el PNIEC y la Unión Europea. En ese marco, el compromiso de compañías como IOMI-RE es un factor clave.
Debemos asegurarnos que esta transformación, se ejecuta de manera adecuada para lograr un equilibrio armonioso entre el desarrollo económico y social de las comunidades locales y la preservación y cuidado del medio ambiente.
Este concepto, al que se le han puesto varios nombres como “ecovoltaica” o “agrovoltaica” entre otros, engloba una serie de prácticas en las que las empresas y operadoras debemos poner el foco.
En IOMI, trabajamos por una transición sostenible. Hemos diseñado modelos de negocio sostenibles, donde el aprovechamiento de recursos y activos son la clave para esa transición. Además del aprovechamiento de superficies, el reciclaje y la eficiencia son fundamentales en este proceso.
Prácticas que permitan una transición sostenible que, además de reducir al máximo el impacto medioambiental, se conviertan en oportunidad. Respetar, regenerar y restituir la fauna y flora de los enclaves donde se instalan debe ser una obligación no solo ética, también legal.
Según la UNEF, “las plantas solares son una oportunidad para la mejora de la biodiversidad en España. Si se aplican medidas de integración ambiental y una restauración del entorno, se pueden mejorar las condiciones naturales del territorio y de la eficiencia de la propia planta”
La construcción de una planta solar supone una oportunidad de desarrollo económico, laboral y social de la zona. La energía solar fotovoltaica favorece a la generación de empleo en las comunidades locales.
Estudios experimentales recientes de la Universidad Estatal de Oregón han demostrado que la coexistencia de las dos actividades aporta beneficios recíprocos. Los estudios revelaron que la sombra de los paneles solares ayuda a producir hasta un 12% más de cultivo que en los campos tradicionales. Otra consecuencia de esta protección es la reducción de la evaporación del suelo, que mantiene el ambiente más húmedo y, por lo tanto, genera un menor consumo de agua para el riego.
Invertir ahora en energía solar fotovoltaica es seguro y rentable.
Invertir en renovables, se ha convertido en la opción más valorada por los inversores de todo el mundo. La energía solar atrae más del 17% de las inversiones mundiales en el sector energético, una tendencia creciente en los próximos años.
Desde las grandes corporaciones o pequeñas empresas, hasta pequeños consumidores de energía, podemos comprometernos con la sostenibilidad.
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